TEHERÁN.- Las
autoridades iraníes defienden en el plano interno los beneficios del
acuerdo nuclear, alcanzado con seis grandes potencias y de cuya entrada
en vigor se cumple mañana un año, mientras acusan a EEUU de violarlo e
impedir una recuperación total de la economía nacional.
Al aproximarse el primer aniversario de la aplicación del
histórico pacto, numerosos responsables iraníes se lanzaron a alabar sus
virtudes, conscientes del escepticismo de parte de la población al no
percibir resultados tangibles de mejora económica.
El presidente, Hasan Rohaní, es uno de los que más se juega:
Se espera que busque la reelección en los comicios del próximo mayo y
una buena baza electoral serían los logros económicos asociados al
pacto, que sí ha supuesto una evidente apertura diplomática.
A principios de mes, Rohaní insistió en que el acuerdo fue
"un logro nacional" gracias al cual aumentaron los ingresos petroleros y
se adquirieron nuevos aviones, aunque reconoció problemas en el sector
bancario.
Sobre el sector de los hidrocarburos, el viceministro de
Petróleo, Hosein Zamaninia, indicó ayer que Irán ha más que duplicado
sus exportaciones de crudo con una media de 2,5 millones de barriles
diarios, que reportaron 30.000 millones de dólares en los últimos nueve
meses.
Otros responsables iraníes destacaron por su parte que el
llamado Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA) ha permitido fortalecer
el sector privado iraní con la reapertura de los mercados
internacionales, así como atraer inversiones extranjeras y firmar
acuerdos con multinacionales.
El pacto, alcanzado en julio de 2015 entre Irán y el Grupo
5+1 (EEUU, Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania), supuso el
levantamiento de las sanciones comerciales y diplomáticas contra la
República Islámica a cambio de que esta limitara su programa atómico
para evitar que pudiera hacerse con armas nucleares.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)
confirmó en diciembre, tras visitar Teherán, que Irán está cumpliendo
con el acuerdo, aunque pidió información sobre los planes de construir
barcos a propulsión nuclear.
Sobre los elementos con posibles usos militares, el director
general del OIEA, Yukiya Amano, precisó que las reservas de uranio
enriquecido se mantienen por debajo del umbral permitido de 300 kilos y
que los iraníes han vendido agua pesada cuando esta superaba el máximo
de 130 toneladas.
Por su parte, Teherán se queja de que EEUU no ha cumplido
con su parte, por ejemplo con la extensión de la Ley de Sanciones de
Irán por otros diez años.
Irán anunció que tomará medidas legales contra esta norma
que, no obstante, al no estarse aplicando no afecta al levantamiento de
las sanciones ni impide a las empresas hacer negocios con Irán, según
afirmó esta semana en Viena una comisión conjunta del JCPOA.
Para Mohamad Marandí, decano de la Facultad de Estudios del
Mundo de la Universidad de Teherán, las violaciones estadounidenses al
pacto son "muy dañinas y la principal razón por la que la economía no
está mejorando como se esperaba".
"No solo afectan a la economía, sino también a la percepción que tienen los iraníes del JCPOA", dijo a Efe el analista.
Marandí reconoció que los iraníes se están volviendo "más
escépticos" respecto al acuerdo y a la postura estadounidense, que
-agregó- "trata de impedir el comercio con Irán y las transacciones con
los bancos europeos entre bastidores".
Aunque el JCPOA supuso la salida de los bancos iraníes de la
lista negra, éstos no han tenido el acceso esperado al sistema
financiero internacional y las entidades estadounidenses no pueden
comerciar con Irán.
Al respecto, el jefe del Consejo Estratégico de Irán para
las Relaciones Internacionales, Kamal Jarrazi, dijo esta semana que "los
bancos europeos están muy influidos por EEUU y esperan la luz verde de
este país para reanudar las interacciones con Irán".
Los lazos bancarios, junto a la expedición de visados,
fueron algunos de los compromisos incumplidos que alegó en septiembre
pasado el Gobierno iraní ante las seis grandes potencias, y a lo que
EEUU respondió que cumple con todas sus obligaciones.
En la relación bilateral entre Teherán y Washington irrumpe
ahora un nuevo factor: el presidente electo de EEUU, Donald Trump, quien
ha criticado abiertamente el acuerdo nuclear.
Su nominado a secretario de Estado, Rex Tillerson, afirmó
esta semana que es necesaria una revisión del pacto, pero el futuro jefe
del Pentágono, James Mattis, defendió su mantenimiento.
Ante las dudas, Marandi consideró que hay que esperar a ver
las políticas de Trump para valorar su mandato, pero está claro que Irán
"no va a aceptar ninguna revisión o cambio del acuerdo".