domingo, 31 de enero de 2016

La OCDE apunta a un grave problema de pobreza en Israel a pesar del desarrollo

JERUSALÉN.- La pobreza y la brecha social, originadas en parte por la baja productividad y la falta de competencia en el mercado, son los principales problemas que aquejan a la economía de Israel, según un informe difundido hoy con motivo del quinto aniversario de su integración en la OCDE.

El informe, presentado en persona al Gobierno israelí por el secretario general de la organización Ángel Gurría, destaca los buenos resultados de Israel a nivel macroeconómico pero, a la vez, sacan tarjeta amarilla a las autoridades por no resolver los acuciantes problemas sociales.
"Gracias a una sopesada política monetaria, financiera y fiscal, el crecimiento (del PIB) supera al de la mayoría de los países de la OCDE en la última década", dice en ese sentido el informe, que resalta el incremento en la mano de obra, la baja inflación y la seguridad relativa de los fondos financieros.
Con ello, agrega, este rápido desarrollo contrasta con "la ausencia significativa de una regulación que aliente la competitividad en el mercado -sobre todo en el de la alimentación, la banca y la electricidad- lo que debilita la productividad y reduce el ingreso disponible" de las familias.
Producto de esta falta de competitividad es el alto nivel de precios que impera en el país a pesar de que los ingresos de la mayoría de la población no están a la altura de esa circunstancia, lo que convierte a la sociedad israelí en la segunda más pobre de toda la OCDE, después de México.
"El nivel de pobreza es particularmente alto entre los ancianos, en parte por las bajas pensiones existentes", recuerda el documento, que también advierte que ultraortodoxos y árabes-israelíes aún no están a la altura del resto de la población en materia laboral.
Se trata de los dos colectivos más pobres del país debido a que tradicionalmente uno de los miembros de la pareja no suele trabajar -el hombre en el caso de los primeros y la mujer en el de los segundos-, sumiendo sus hogares en la dependencia de unas ayudas públicas que se han visto reducidas progresivamente en la última década.
Hace ya ocho años, cuando Israel daba sus primeros pasos hacia la OCDE, la organización instó a este país a corregir este serio problema y, aunque se han dado pasos gigantescos a nivel de mentalidad, en la práctica el resultado es poco visible.
"El porcentaje de trabajadores entre ortodoxos y árabes sigue siendo bajo", asegura la organización.
La pobreza, que afecta a un 18 % de los israelíes, se ve también alentada por el desproporcionado precio de la vivienda, superior en casi un 50 % al de EEUU y la Unión Europea, donde además los salarios son muy superiores.
En una reunión del Consejo de Ministros en la que participó Gurría, Netanyahu reconoció la gravedad de "las grandes diferencias (sociales), diferencias entre grupos étnicos", y el hecho de que la economía israelí siga lastrada por una "regulación y burocracias exageradas", lo que dificulta la iniciativa empresarial y la competitividad.

La abrupta caída del petróleo ensombrece Argelia

ARGEL.- La abrupta caída de los precios del crudo y sobre todo la perspectiva de que no se van recuperar a corto y medio plazo los niveles anteriores ha dibujado un halo de pesimismo en el rostro de los argelinos, cada día más preocupados por el futuro del un país.

Tras décadas acostumbrados a las generosas y casi omnipresentes subvenciones estatales, las políticas de austeridad adoptadas por el actual gobierno y la subida de los precios de productos básicos, como los carburantes, hacen cada día más difícil a las familias llegar a fin de mes.
Y también al actual régimen mantener una economía paternalista plenamente dependiente del petróleo, que supone más del 97 por ciento de los exportaciones de un país que apenas produce nada y que se ha acostumbrado a consumir productos extranjeros, ahora cada vez más caros.
Expertos apuntan a que esta es solo la punta del iceberg de un problema que probablemente será mayor en un par de años, cuando de verdad se vean los efectos en la recaudación estatal de la bajada del petróleo y se dispare el déficit.
Citados por medios locales, esos analistas subrayan que 2016 ya va ser especialmente duro para los argelinos, afectados por el nuevo presupuesto general del Estado, elaborado sobre la base de un precio de referencia del barril de petróleo de 37 dólares.
Los citados presupuestos, aprobados el pasado 30 de diciembre, prevén el aumento de los precios en diferentes carburantes entorno a un 40 por ciento.
Para los argelinos, los taxis y otros transportes son ahora mucho más caros, pese a que el Gobierno había asegurado que los precios se mantendrían.
Sentado dentro de su coche, Said espera a los clientes y explica que antes solía llenar el tanque por 1.300 dinares (11,18 euros), un precio que ahora se eleva a 1.700 (14,62 euros).
También otros servicios básicos como el agua y la electricidad se han encarecido en torno a un 7 por ciento en el primer caso y entorno al 17 por ciento cuando el consumo se eleva por encima de los 125 Kilowatios/Hora (KWH).
"Creo que la gente va a protestar cuando pase un trimestre, en ese momento va descubrir la diferencia del precio respecto a facturas anteriores", auguró un economista que prefirió no ser identificado.
Argelia ya sufrió un conato de protestas sociales en 2011, al rebufo de las revueltas similares que estallaron en países vecinos como Túnez o Egipto.
Pero entonces el gobierno pudo "comprar la paz social" con una mezcla de cierta represión policial y un programa de desarrollo económico, con aumento de los salarios y otras medidas parecidas que pudo poner en marcha gracias a la robustez del mercado petrolero.
Una táctica que los expertos creen que ahora tiene más difícil repetir en caso de que el malestar y las protestas vuelvan a las calles.
El propio gobernador del Banco de Argelia, Mohamed Laksaci, ha advertido del fuerte deterioro de las finanzas públicas, sobre todo de la reserva de divisas, que han descendido en 32 millones de dólares entre septiembre de 2014 y julio de 2015, pasando de 185.000 millones de dólares a 152.000.
Además, la balanza comercial aumentó su déficit desde el principio del año pasado porque el país importa prácticamente todo lo que consume.
Expertos en economía local calculan que el país puede sostenerse en sus actuales reservas tres o cuatro años, un tiempo durante el cual Argelia debe aprovechar para diversificar las inversiones y reformar el mercado de trabajo, en el que el gobierno es aún el principal empleador.
En este ambiente, el Ejecutivo ya ha empezado a tomar algunas medidas de cara a un futuro que se pronostica agitado, como el lanzamiento de una nueva campaña de reclutamiento en el seno de la Policía Nacional.
Una decisión adoptada poco después de que estallaran las primeras protestas en ciudades orientales como Tigzirt, Setif y Batna, donde cientos de ciudadanos salieron días atrás para exigir la mejora de sus condiciones de vida y poder adquisitivo.
La última de estas ciudades ya fue escenario de los primeros disturbios y choques entre manifestantes y fuerzas de seguridad en los que murió una anciana a causa de inhalación de gases lacrimógenos mientras que otras 71 personas resultaron heridas.

Arabia Saudita no hizo propuesta de recorte de producción de crudo

DUBAI.- Arabia Saudita no fue el origen de una propuesta para reducir la producción que Rusia estaba estudiando, según informó el domingo la televisión saudí al-Arabiya citando a una fuente saudita que no identificó.

No obstante, el reino, mayor exportador de crudo del mundo, quiere cooperar con otros productores de petróleo para apoyar el mercado del petróleo, dijo la fuente al canal de televisión con sede en Dubai.
El ministro de Energía ruso, Alexander Novak, dijo el jueves que la OPEP había propuesto recortes de producción de crudo de hasta el 5 por ciento en lo que sería el primer acuerdo global en más de una década con el objetivo de reducir la sobreoferta de crudo y apuntalar unos precios a la baja.
Sin embargo, no estaba claro si Novak se refería a una propuesta que presentaron hace meses Venezuela y Argelia, miembros de la OPEP, o a una nueva propuesta respaldada por Arabia Saudita.
La información de Arabiya del domingo, que implicaba que la propuesta no era nueva, estaba en línea con comentarios por un delegado de la OPEP del Golfo Pérsico el jueves.
Arabia Saudita ha insistido en que está dispuesta a actuar en coordinación con otros países para estabilizar los precios, pero sostiene que los otros países - en particular los productores con costes más elevados - también deben reducir su producción.
La posibilidad de restricciones en la oferta de los productores impulsó la semana pasada los precios del petróleo a casi 36 dólares por barril desde un mínimo de cerca de 12 años de 27 dólares.
No obstante, hay un escepticismo generalizado sobre las probabilidades de un acuerdo, sobre todo teniendo en cuenta que Irán está dispuesto a aumentar su cuota de mercado tras el fin de las sanciones al país.

Arabia Saudita… hacia el derrumbe / Thierry Meyssan *

En un año, el nuevo rey de Arabia Saudita, Salman, hijo número 25 del fundador de ladinastía Saud, ha logrado consolidar su autoridad personal en detrimento de las demás ramas de la familia real, como el clan del príncipe Bandar ben Sultan y el del ex rey Abdallah. Pero no se sabe lo que Washington puede haber prometido a los perdedores para que no traten de recuperar el poder que han perdido. En todo caso, una serie de cartas anónimas publicadas en la prensa británica hacen pensar que estos miembros de la familia real saudita no han renunciado a sus ambiciones.

Después de haberse visto obligado por sus hermanos a nombrar al príncipe Mohamad ben Nayef como próximo heredero, el rey Salman rápidamente lo aisló y limitó sus competencias, favoreciendo con ello a su propio hijo, el príncipe Mohammed ben Salman, cuyo carácter impulsivo y brutal no ha podido ser compensado por el Consejo de Familia –que ya no se reúne. De hecho, el príncipe ben Salman y su padre el rey son quienes están gobernando el reino, solos, como autócratas, sin ninguna forma de contrapoder en un país donde nunca se ha elegido un parlamento y los partidos políticos están prohibidos.

Así se ha podido ver al príncipe Mohammed ben Salman asumir la presidencia del Consejo de Asuntos Económicos y Desarrollo, imponer una nueva dirección al Ben Laden Group y apoderarse de Aramco. En todos los casos, su objetivo ha sido marginar a sus primos y poner a sus propios hombres de confianza a la cabeza de las grandes empresas del reino.

En el plano interno, el régimen saudita se apoya solamente en la mitad de la población sunnita o wahabita, mientras que discrimina a la otra mitad de la población. El príncipe Mohammed ben Salman aconsejó a su padre ordenar la decapitación del jeque Nimr Baqir al-Nimr porque este último había osado desafiarlo.

Dicho de otra manera, el Estado condenó a muerte y ejecutó al principal jefe de su oposición, cuyo único crimen era haber formulado y repetido la consigna: «El despotismo es ilegítimo.» El hecho que ese líder fuese un jeque chiita refuerza inevitablemente la impresión que tienen los no sunnitas de vivir bajo un apartheid, ya que se les prohíbe la educación religiosa y se les prohíbe el acceso a cualquier empleo en el sector público. En cuanto a los no musulmanes, que son un tercio de la población saudita, no están autorizados a ejercer su religion y ni siquiera tienen acceso a la nacionalidad saudita.

En el plano internacional, el príncipe Mohammed y su padre aplican una política basada en las tribus beduinas del reino. Sólo así se explican simultáneamente el financiamiento saudita a los talibanes afganos y a la Corriente del Futuro libanesa, la represión contra la revolución en Bahréin, el apoyo a los yihadistas en Siria y en Irak y la invasión de Yemen. Los Saud siempre apoyan grupos sunnitas, a los que consideran más cercanos al wahabismo que esa familia impone como religión estatal en Arabia Saudita. Pero los apoyan no sólo contra los chiitas duodecimanos sino, en primer lugar, en contra de los sunnitas ilustrados y también en contra de todas las demás religiones (ismaelitas, zaiditas, alevitas, alauitas, drusos, sijs, católicos, ortodoxos, sabateos, yazidíes, zoroastrianos, hindúes, etc.). Y lo más importante es que, en todos los casos, apoyan única y exclusivamente a los líderes provenientes de las grandes tribus sunnitas sauditas.

Es también importante señalar, de paso, que la ejecución del jeque al-Nimr tiene lugar inmediatamente después del anuncio de la creación de una amplia coalición antiterrorista de 34 Estados musulmanes alrededor de Riad. Cuando se sabe que el ejecutado, que siempre rechazó recurrir a la violencia, había sido condenado a muerte por «terrorismo», el mensaje que se desprende de su ejecución es que dicha coalición en realidad es una alianza sunnita contra las demás religiones.

El príncipe Mohammed decidió iniciar la guerra en Yemen, supuestamente para prestar ayuda al presidente Abd Rabbo Mansur Hadi –derrocado por una alianza entre los rebeldes huthis y el ejército del ex presidente Ali Abdallah Saleh– y en realidad para apoderarse de los yacimientos yemenitas de petróleo y explotarlos junto a Israel. Como era previsible, esa guerra no está dando los resultados que esperaba el príncipe y los rebeldes están incursionando en suelo saudita, donde el ejército del reino huye despavorido, incluso abandonando su armamento.

Arabia Saudita es, por consiguiente, el único país del mundo que es propiedad personal de un solo hombre, gobernado por ese autócrata y su hijo, que rechaza todo debate ideológico, no tolera ninguna forma de oposición y no acepta otra cosa que el vasallaje tribal. Estas características, por mucho tiempo consideradas residuos del pasado llamados a adaptarse al mundo moderno, se han enquistado al extremo de convertirse en la identidad misma de un reino anacrónico.

La caída de la casa Saud podría verse provocada por el desplome de los precios del petróleo. Incapaz de rediseñar su tren de vida, el reino se endeuda a toda velocidad y, según los analistas financieros, tendría que enfrentar la bancarrota de aquí a dos años. La venta parcial de Aramco podría prolongar la agonía, pero tendrá como consecuencia una pérdida de autonomía.

La decapitación del jeque al-Nimr ha resultado el capricho que desborda la copa. La caída se ha vuelto inevitable en Arabia Saudita porque quienes allí viven carecen ahora de toda esperanza. Como resultado, el país enfrentará una mezcla de revueltas tribales y de revoluciones sociales que resultará mucho más mortífera que los conflictos que hasta ahora han sacudido el Medio Oriente.

Lejos de oponerse a este trágico fin, los protectores estadounidenses del reino lo esperan impacientes. Y si no dejan de celebrar la «sabiduría» del príncipe Mohammed, en realidad lo hacen para estimularlo a seguir cometiendo errores. Ya en septiembre de 2001, el Estado Mayor Conjunto estadounidense trabajaba en un mapa de rediseño del «Medio Oriente ampliado» que preveía el desmembramiento del reino en cinco Estados. Y en junio de 2002, durante una célebre reunión del Defense Policy Board, Washington estudiaba cómo deshacerse de los Saud, algo que ahora es sólo una cuestión de tiempo.

(*) Intelectual francés, presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa árabe, latinoamericana y rusa.