TEHERÁN.- "Parece que Arabia Saudita liga
su supervivencia a la continuación de tensiones y conflictos, e
intenta resolver sus problemas internos creando otros en la
región", dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní,
Jaberi Ansari, respondiendo hoy a la decisión de Riad de
romper relaciones con Teherán tras el asalto a su embajada que
siguió a la ejecución del imán chiíta saudita Nimr al Nimr.
Irán, subrayó Ansari, cumplió su tarea de controlar los
sentimientos antisauditas del país, desencadenados por la
ejecución del líder religioso en Riad, en respeto a las
normas internacionales sobre la protección de las misiones
diplomáticas.
Irán acusó hoy así a Arabia Saudita de atizar tensiones en Medio Oriente y
consideró apresurada la decisión del reino árabe de cortar relaciones
diplomáticas, en respuesta al asalto a su embajada y consulado en este
país.
"Sin embargo -agregó- Riad usó la cuestión como pretexto para
acrecentar las tensiones y conflictos". Tensiones externas, en
efecto, "por ejemplo con la imposición de la sangrienta guerra
en Yemen y creando inestabilidad en muchos países".
Mientras el gobierno saudita "se siente aislado y primer
acusado como sostén del terrorismo", y por lo tanto busca
"presionar a otros países para no estar solo en esto", Irán "en
cambio es claro en buscar la cooperación con otros países de la
región" y "confía en que la política de fracaso de Riad no se
realice".
"Irán busca crear relaciones con los demás y seguir políticas
de tolerancia. Seguiremos nuestras políticas democráticas,
incluyendo los procesos electorales", subrayó.
Se trata a una referencia de que en febrero Irán votará para
renovar el parlamento y la Asamblea de Expertos, mientras en
Araba Saudita los gobernantes nacionales no son elegidos.
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Hossein Jaber
Ansari, señaló que Riad mira por sus intereses y por su existencia al
impulsar crisis y confrontaciones, e intentar resolver sus problemas
internos exportándolos.
Al reaccionar al anuncio hecho este
lunes por el canciller saudita, Adel Al-Jubeir, de cortar los lazos y
dar 48 horas a todo el personal iraní para abandonar el estado árabe,
Ansari señaló que lo ocurrido con las misiones diplomáticas "no es la
primera vez que pasan cosas así en el mundo".
De acuerdo con el portavoz, al cortar los vínculos bilaterales, el reino wahabita da
continuidad a "su política de incrementar tensiones y enfrentamientos en
la región", e insistió en que Irán siempre protegió las misiones
diplomáticas y combatió las transgresiones en ese sentido.
Por su parte Moscú se dijo "dispuesta" a mediar entre Irán y
Arabia Saudita para normalizar las relaciones, dijo una fuente
del ministerio de Exteriores ruso a Interfax. Moscú también
lamentó la escalada en curso entre Teherán y Riad: "Son dos
países con que tenemos relaciones estrechas y son potencias
regionales muy importantes".
Entretanto la Unión Europea "espera" que Irán y Arabia
Saudita "actúen en modo responsable en una situación muy
volátil" y en la que "no se debe ahorrar ningún esfuerzo
para evitar la escalada de las tensiones", dijo un
vocero de la Comisión Europea.
La decisión de Riad siguió a los incidentes del fin de semana en la
embajada saudita en Teherán y el consulado en la ciudad de Mashhad,
cuyos inmuebles fueron violentados e incendiados por personas indignadas
debido a la ejecución el sábado del jeque chiita Nimr Baqr Al-Nimr.
El gobierno iraní reforzó la seguridad de las sedes diplomáticas y
arrestó a 44 personas implicadas en los actos vandálicos, mientras el
presidente Hassan Rouhani repudió esos hechos "totalmente
injustificables".
Sin embargo, Riad responsabiliza a las
autoridades de Teherán de incitar a esas manifestaciones a raíz de
comentarios críticos por lo que aquí varios funcionarios políticos,
jerarcas religiosos y parlamentarios calificaron de asesinato la
ejecución de Al-Nimr.
Ayer, el líder supremo de la Revolución
Islámica, ayatolah Alí Khamenei, valoró la ejecución del influyente
jeque chiita como un "error político del gobierno saudita" que
"obsesiona a sus políticos" y "acto injustificado que tendrá venganza
divina".
La sangre derramada injustamente de este mártir tendrá
rápidas consecuencias, vaticinó el máximo guía político y religioso del
país persa, mientras el Consejo de Guardianes de la Constitución elogió
la figura de Al-Nimr, de 56 años, y que estuvo más de una década
estudiando teología aquí.
Además, ese órgano describió la muerte
como "un crimen atroz que probó la malicia y crueldad" de los
gobernantes sauditas, mientras el canciller Mohammad Javad Zarif deploró
"otro paso en línea con políticas divisorias" que "atenta contra los
estándares internacionales de derechos humanos".
Por su lado, el
director general para Asuntos Políticos y de Seguridad Internacional en
la cancillería iraní, Hameed Baeedinejad, señaló hoy que romper lazos
con este país es justo una cadena en una serie de decisiones apresuradas
adoptadas por los nuevos líderes sauditas.
Mencionó como
supuestos reveses o malas políticas sauditas la agresión a Yemen, la
estampida mortal de septiembre pasado en La Meca, el fracaso de las
políticas de aliento de la guerra en Siria e Iraq, el presunto apoyo a
grupos extremistas y la reacción regional contra la muerte de Al-Nimr.