miércoles, 23 de septiembre de 2015

Las reservas de petróleo en EEUU bajan en 1,9 millones de barriles

WASHINGTON.- Las reservas de petróleo en EEUU bajaron la semana pasada en 1,9 millones de barriles, hasta los 454 millones, pero se mantienen en el nivel más alto para esta época del año en al menos ocho décadas, informó hoy el Departamento de Energía en su informe semanal.

Una vez conocido el dato, el precio del barril de petróleo de Texas (WTI) para entrega en octubre descendió 0,75 dólares y se ubicó 45,61 dólares.
Por otro lado, las importaciones de crudo de las últimas cuatro semanas se situaron en 7,420 millones, un 2 % por ciento por debajo del mismo período del año pasado.
Las reservas de gasolina crecieron, durante la semana que acabó el 18 de septiembre, en 1,4 millones barriles, un 0,6 por ciento, y se fijaron en 218,8 millones, por encima de la media en esta época del año.
Las reservas de gasóleo para calefacción, por su parte, bajaron en 2,1 millones de barriles, un 1,4 por ciento, hasta los 151,9 millones.
Las refinerías trabajaron a un 90,9 % de su capacidad instalada la semana pasada.
Estas cifras excluyen la Reserva Estratégica de Petróleo del Gobierno, que se mantuvieron sin cambios en los 695,1 millones de barriles.
El total de reservas de crudo y productos refinados, incluida la Reserva Estratégica, alcanzó la pasada semana los 1.992,8 millones de barriles, por encima debajo de los 1995,7 millones de barriles de la semana previa.

Omán: oasis de equilibrio en inestable Golfo / Ulises Canales

A pesar de su casi imperceptible peso económico y político, Omán se presenta hoy como plataforma de prudente diplomacia en la crisis de Yemen y, por extensión, árbitro entre ancestrales rivales en la región del Golfo.

El hecho de ser el único de los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) que no participa en la coalición militar que lidera Arabia Saudita contra Ansar Allah, le facilita ser un escenario factible para consultas y eventuales negociaciones directas de los beligerantes yemenitas.

Por ello, en Muscat son cada vez menos los que atribuyen a daños colaterales o errores de cálculo el bombardeo de la residencia del embajador omaní en Sanaa, una agresión que no provocó víctimas, pero desató airadas reacciones de protesta del sultanato con sus propios socios del CCG.

La cancillería convocó, primero al embajador saudita en Muscat, y luego al de Emiratos Árabes Unidos y al encargado de negocios de Bahrein para protestar por el ataque y exigir una investigación y respuestasa serias y convincentes.

Manama dijo que prepara una respuesta al memorando omaní en coordinación con los que describió como "otros estados hermanos en la coalición árabe para la defensa de la legitimidad en Yemen", y Abu Dhabi refirió que también estudia la nota de protesta para proceder de manera concertada.

En ese escenario de crispación, vale contrastar la postura tradicional de Omán y su insistente afirmación de que la continuidad de la guerra contra Yemen puede acarrear una amenaza para la estabilidad de toda la región.

Analistas y medios noticiosos regionales aseveran que el sultanato siempre ha sido distinto e independiente en su política con relación al resto de los estados del Golfo, y para muestra vale añadir su apoyo desde el inicio al reciente acuerdo nuclear de Irán con seis potencias mundiales.

Si se echa la vista atrás, hay que recordar que ese país no cortó relaciones con Egipto cuando el gobierno de Anwar El-Sadat firmó en Camp David la paz con Israel, y se negó a apoyar a Saddam Hussein en su guerra contra Irán (1980-1988), alentada por Estados Unidos.

Otro elemento discordante con su entorno es que Muscat recibió desde comienzos de semana -y por segunda vez en menos de un mes-, a una delegación conjunta del movimiento insurgente Ansar Allah y del Congreso General del Pueblo, el partido del expresidente yemenita Alí Abdulah Saleh.

Para el canal satelital panárabe Al-Mayadeen, ese intento de esbozar un plan de cese de las hostilidades convierte al país en "refugio para los protagonistas de la crisis y su intermediario, geográfica y políticamente".

El enviado especial de la ONU para Yemen, Ismail Ould Cheikh Ahmed, invitó otra vez a sublevados y a representantes del presidente Abdo Rabbo Mansour Hadi a una ronda de pláticas en el sultanato, luego del rechazo inicial semanas atrás esgrimiendo el acatamiento dde resoluciones internacionales.

Cheikh Ahmed pretende que haya conversaciones acerca del alto el fuego y variantes de implementar un plan para crear un gobierno de unidad de base amplia, ideas muy similares a las que Irán expuso meses atrás a la ONU.

Según Al-Mayadeen, un avión omaní trasladó ayer a Muscat la delegación de Ansar Allah, después de que ese movimiento liberó a seis extranjeros -tres sauditas, dos estadounidenses y un británico- que también viajaron allí.

La excarcelación de esas personas se consiguió con la ayuda del sultán Qaboos Bin Said, de Omán, una gestión que agradeció públicamente la Casa Blanca, aprovechando para pedir la reanudación inmediata de platicas de paz.

Este 22 de septiembre, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó por teléfono a Qaboos para expresarle directamente la gratitud por la asistencia a Washington en la liberación de sus dos ciudadanos.

Obama, según reseñó la agencia oficial omaní ONA, también elogió el apoyo continuo del sultán a esfuerzos para solucionar el contencioso en la convulsa nación árabe, y coincidió con su interlocutor en la importancia de atender necesidades humanitarias e impulsar soluciones políticas cuanto antes.

También ayer, el presidente iraní, Hassan Rouhani, tuvo una conversación telefónica con el sultán Qaboos en la cual apreció la postura omaní en las crisis regionales, especialmente la de Yemen, y la disposición a consolidar la cooperación bilateral en un inminente escenario post-sanciones.

Según el mandatario persa, la cooperación regional Teherán-Muscat es muy efectiva para restaurar la paz y la estabilidad en la zona, y eso incluye no sólo a Yemen, sino también conflictos en Siria e Iraq, además de que en el plano bilateral potenciaría el comercio y la economía en general.

Qaboos, por su parte, prometió mantener las consultas de su país para cambiar la situación en Yemen y ratificó su visión de que la diplomacia es la mejor vía para resolver las crisis en la región de Medio Oriente, un discurso que desentona con el de sus socios del CCG y, en particular el reino saudita.