sábado, 29 de agosto de 2015

¿Por qué la monarquía de Arabia Saudí ha decidido cambiar su política exterior?


MADRID.- El caótico devenir de Oriente Próximo no se podría entender sin tener en cuenta la política exterior de Arabia Saudí. Yemen es un ejemplo, donde los rebeldes hutíes —chiíes— aliados de Irán, intentan hacerse hegemónicos en un país gobernado hasta ahora por suníes, socios de los saudíes, según recuerda el periódico 'Abc'. 
 
En enero del presente año, el rey Salman Bin Abdelaziz al Saud sucedió en el trono a su hermano Abdullah, que moría tras una larga enfermedad. Desde entonces, y tal como da cuenta el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), en Riad han virado en la dirección de su política exterior, para intentar mantener su dominio en el Golfo pérsico.
Arabia Saudí ha empezado a tomar decisiones unilaterales en materia de política exterior, tras una serie de desencuentros con Estados Unidos, su tradicional aliado que ya se ha retirado de la zona. De su otrora sólida alianza con los norteamericanos, el ministro de Exteriores saudí ha llegado a decir que se parece a un matrimonio musulmán y EE.UU. es una esposa más.
Los dos factores que, según un informe del IEEE, están detrás del cambio de política exterior saudí, son la retirada de EE.UU. de la zona y la creciente influencia de Irán sobre la región, dos fenómenos estrechamente relacionados entre sí.
El matrimonio —ahora roto— entre estadounidenses y saudíes era una relación de dependencia energética por parte de Washington y suplida por el petróleo de Riad. Según expertos internacionales, todo cambió a raíz de las negociaciones con Irán, que podrá proveer petróleo a Washington y al resto de países interesados una vez se levante el embargo.
La creciente cercanía entre Washington y Teherán desestabiliza el orden establecido por los saudíes, que temen ahora perder el control de la zona ante un reforzado Irán.

René Ortíz, ex secretario de la OPEP: 'Los precios bajos del petróleo "llegaron para quedarse"'

QUITO.- Los precios internacionales del petróleo van a permanecer bajos por un tiempo, y Ecuador deberá afrontar la crisis manteniendo su producción y apoyando a su industria, dijo  a Sputnik Nóvosti el experto René Ortiz, exministro de Energía ecuatoriano y ex secretario general de la OPEP.

"Llevamos ya dos años de precios bajos, pero el Gobierno (de Ecuador) no quería entenderlo. Las declaraciones del presidente significan admitir que detectó que existe una seria crisis. Los precios bajos llegaron para quedarse", señaló.
El martes, el presidente Rafael Correa reconoció que el país está produciendo a pérdida, ya que el barril de crudo ecuatoriano se está vendiendo a unos 30 dólares, mientras que el costo de producirlo es de 39.
Por su parte, el Banco Central de Ecuador reveló que el valor de las exportaciones petroleras del país cayó 47,2 por ciento en el primer semestre de este año respecto del mismo periodo del año anterior, al pasar de 7.240 millones de dólares a 3.820 millones, según informó el diario La Hora.
Ortiz explicó a Sputnik que la caída de los precios se debe no solo a la excesiva producción, sino a un cúmulo de factores de mercado, en el que tienen un papel fundamental la retracción económica de potencias emergentes como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), el estancamiento de Japón y la debilidad económica de la Unión Europea.
Los precios del crudo crecieron cuando esas naciones estaban en expansión y tenían una gran demanda, pero ahora con la crisis, la cotización del barril de crudo perdió su época de auge y se limitará a rondar en los próximos años entre 50 y 60 dólares, según estimó Ortiz, secretario general de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) entre 1978 y 1982.
Por tanto, un recorte de producción, aun en el caso de que las naciones del Golfo estuvieran de acuerdo, no alcanzaría para evitar el colapso de los precios, sostuvo.
"Esto ya lo vivimos en 1986. Yo fui secretario general de la OPEP, y la crisis venía igual. Arabia Saudita ese año perdió siete millones de barriles por día intentando sostener la caída de los precios, pero no lo logró, los precios colapsaron", recordó el experto, quien también se desempeñó como ministro de Energía durante el gobierno de Jamil Mahuad (1998-2000).
Analistas coinciden en que la estrategia de Arabia Saudita es mantener a rajatabla su producción para que el mercado expulse por sí solo a productores marginales, en especial a los de petróleo de esquisto de Estados Unidos.
"Yo no creo que la OPEP vaya a aceptar una reunión de emergencia para ver si los sauditas quieren o no quieren bajar la producción, porque no lo van a hacer. Y porque no funciona. El corte de producción no funciona, no hay quién detenga la caída de los precios", dijo enfático.
Para Ortiz, la única opción de Ecuador es, "como productor marginal, mantener su producción, y para ello debe mantener la confianza en su industria y hacer honor a sus contratos".

La OPEP podría recuperar en 2016 la cuota de mercado perdida

VIENA.- La lucha de la Organización de Países Exportadores de Petróleo para arrebatar cuota de mercado a sus rivales podría verse a día de hoy, con unos precios del petróleo por debajo de los 50 dólares el barril, como un fracaso. Pero, otra imagen muy distinta podría darse en 2016.

El próximo año se espera que los suministros procedentes de los países no miembros de la OPEP comiencen a contraerse, lo que pasaría por primera vez de 2008, dejando de bombear hasta 200.000 barriles al día, según la Agencia Internacional de la Energía, (IEA por sus siglas en inglés). Este hecho, sumado al crecimiento del consumo en 1,4 millones de barriles al día, podría ser aprovechado por Arabia Saudí y sus socios para ampliar su cuota de mercado.
“Declarar su política de fracaso es un gran salto”, explica Greg Sharenow, vicepresidente ejecutivo de Pacific Investment Management. “No creo que se deba analizar el plan saudí y de la OPEP con la vista puesta en seis o doce meses. En el largo plazo, lo que se va a ver es una menor oferta fuera de la OPEP, una mayor demanda y una mayor participación en el mercado para ellos”, continúa.
La OPEP decidió en noviembre de 2014 separarse de su tradicional política de ajustar la oferta para administrar los precios, anunciando que mantendría la producción para defender su posición en el mercado. El colapso de los precios del crudo han puesto a prueba esa decisión, ya que desde entonces han caído más de un 45 por ciento debido al exceso de oferta a nivel global.
La cuota de mercado de la OPEP se redujo en 2014 a su nivel más bajo en la última década como consecuencia de la creciente producción de los pozos de esquisto de Estados Unidos. Sin embargo, la fuerte caída del Brent podría resultar beneficioso para el grupo de 12 miembros dado el mayor coste de producción que soportan sus competidores.
“El peor momento para la estrategia de Arabia Saudí fue cuando los precios subieron a 60 dólares el barril, y parecía que se iban a quedar allí, debido a que el resto de productos podrían aprender a vivir con ese nivel de precios”, indicó Paul Horsnell, jefe de investigación de materias primas de Standard Chartered. “Para que la estrategia funcione, necesita una corrección a la baja aún mayor en los precios”.
Muchas compañías de shale de Estados Unidos cuentan con unas abultadas deudas que permitieron el auge de la industria. Los pagos de intereses de la deuda de 235.000 millones que ha calculado Bloomberg que tienen que hacer frente en el corto plazo, llevará a la desaparición de algunas empresas mientras que otros operadores encontrar la forma de reducir costes y aumentar la eficiencia. De hecho, los productores de Bakken, EEUU, podrían resistir un precio de 30 dólares el barril. Sin embargo, cuanto más tiempo sigan bajas las cotizaciones del crudo, mayor será la presión para los productores de esquisto.
La Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA por sus siglas en inglés), en su último informe mensual, ya ha pronosticado una caída de la producción de shale gas en septiembre.
Sin embargo, esta estrategia no beneficia a todos los países de la OPEP. Irán ya ha mostrado su interés en que haya una reunión extraordinaria de la OPEP para tratar el tema de los precios. Argelia, Libia, Irak, Nigeria y Venezuela (que apuesta por sumar a Rusia a la reunión) también son de la misma opinión. Sin embargo, responsables de Iraq y de la propia OPEP ya han negado que esa reunión se vaya a producir.
Arabia Saudí no es inmune a las consecuencias de la caída de los precios del petróleo. El Gobierno del reino árabe está tratando de recortar su presupuesto en miles de millones para el próximo año, después de que su déficit haya alcanzo su mayor nivel desde 1987. Sin embargo, para el país y para otros grandes productores, la alternativa, es decir, recortar la producción, podría tener peores consecuencias: ceder cuota de mercado y la pérdida de ingresos a largo plazo, mientras que el apoyo a los precios resultante estimularía la producción de esquisto de EEUU, inflando el excedente de oferta, igualmente, según Societé Generale.
“Se trata de un juego de año, no de meses”, indicó Mike Wittner, jefe de investigación de petróleo de Societé Generale. “Solo tienen que ser pacientes”.

Arabia Saudita dona dinero pero no da asilo

BERLÍN.- Arabia Saudita es uno de los mayores donantes para la ayuda a los refugiados, pero no concede asilo ni a los más necesitados refugiados de países árabes.

En 2014 Arabia Saudita donó unos 755 millones de dólares para la atención humanitaria de refugiados, no sólo de los sirios. Según el programa Global Humanitarian Assistance, de la Asociación Internacional para el Desarrollo, Arabia Saudita es hoy el sexto mayor país donante del mundo.
En efecto, Arabia Saudita ha donado millones de dólares, pero no ha acogido ni a un solo refugiado sirio. El bondadoso donante prefiere que los sirios emprendan la peligrosa odisea camino a algún país europeo. Una postura criticada por Amnistía Internacional.
"El idioma y la religión que comparten con los perseguidos debiera ser suficiente para que los estados del Golfo lideraran la ayuda a quienes huyen de Siria para ponerse a salvo de los crímenes de guerra", dice la organización defensora de los derechos humanos.
La mayoría de los países del Golfo tienen una alta proporción de no-saudíes. De los 29 millones de habitantes de Arabia Saudita, seis millones son extranjeros que viven legalmente en el país, en su mayoría trabajadores migrantes de Asia y el resto de los países islámicos. En Kuwait, la proporción de extranjeros es del 60 por ciento, en Qatar supera el 90 por ciento y en los Emiratos Árabes Unidos, el 80 por ciento. La recepción de refugiados podría aumentar aún más este número. Por lo que, al parecer, la preocupación de que eso suceda es más fuerte que la solidaridad con sus hermanos árabes de Siria e Iraq.
Más aún, cuando sería más difícil expulsar a los solicitantes de asilo que a los trabajadores migrantes, como ya lo hizo en 2014. Arabia Saudita habría expulsado del país a 370.000 de ellos solo en 2014. La intención: crear puestos de trabajo para los saudíes. La eventual expulsión de refugiados, que además de ser árabes también profesan su misma religión, le generaría un problema ético al Gobierno, que prefiere entonces no darles acogida para luego no tener que verse en el dilema de si deportarlos o no.
A lo anterior se suma que los sirios tienen que abandonar sus hogares debido a la guerra generada por un levantamiento que los saudíes siempre consideraron “sospechoso, toda vez que sus exigencias eran rechazadas por la conservadora élite dirigente de Riad.
Una política que también ha sido criticada en Alemania. El diario Handelsblatt, de Düsseldorf, ha criticado a Arabia Saudita por “eludir su responsabilidad como vecino superrico de los países en guerra que tiene la obligación moral de acoger a los refugiados martirizados y perseguidos”.

Arabia Saudí busca formar la versión árabe de la OTAN

MOSCÚ.- Medios de comunicación rusos informan de la decisión de Riad para formar la versión árabe de la OTAN con el objetivo de frustrar cualquier intento de crear una alianza militar o de seguridad en la zona.

Según el informe del diario ruso Nezavisimaya Gazeta, Arabia Saudí tiene planeado crear una fuerza árabe conjunta, parecida a la Organización del Tratado del Atlántico del Norte (OTAN), con un poderío que se imponga a cualquier otra alianza militar y de seguridad entre otras partes, como Emiratos Árabes Unidos (EAU) u otros países aliados suyos con terceras partes internacionales como Rusia.
En un artículo titulado “Riad, se da prisa en presentar la OTAN árabe”, el diario menciona los esfuerzos de Arabia Saudí para crear una alianza de seguridad que sustituya el actual plan de los países árabes miembros de la Liga Árabe (LA) para formar una fuerza militar árabe conjunta.
Sin embargo, mientras el informe asegura que la discusión del proyecto de la formación de una fuerza militar árabe conjunta y la presentación del plan saudí estaba prevista para la jornada del jueves, la sesión fue pospuesta “indefinidamente” por segunda vez.
El presidente del Instituto ruso de Religión y Política y miembro del Consejo de Cooperación con Organizaciones Religiosas, Alexander Ignatenko, citado por el diario, considera que no solo es su principal objetivo, sino exclusivamente, la firma de tal protocolo es un mero espectáculo para mostrar la "unidad" de los países árabes.
En este contexto, el titular ruso recuerda que debido al ambiente bipolar y la falta de unidad militar y política entre los países árabes ribereños al Golfo Pérsico: la alianza de Arabia Saudí, Baréin y Kuwait, por un lado, y Qatar, EAU y Omán por otro, no facilitará una oportunidad práctica y confiable para formar una fuerza árabe conjunta.
Como ejemplo de esta divergencia, Ignatenko menciona el liderazgo de la agresión militar contra Yemen por Arabia Saudí y la participación “simbólica” de otras partes en esos ataques.
Por otra parte, el informe cita a la agencia rusa de noticias Ria Novosti, y detalla que el principio y la base de la formación de las fuerzas árabes conjuntas requieren de 40.000 soldados y agentes, 1.000 pilotos, y 3.000 marines; y se prevé que serían desplegadas en El Cairo, capital egipcia, mientras que su financiación y comandancia estaría a cargo de Arabia Saudí.
Al respecto, fuentes conocedoras del tema aclaran que en caso de la formación de esas fuerzas, su primera operación sería, eventualmente, contra el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe) en Libia, y en apoyo al Gobierno de Tobruk.